Goya 2017

CEREMONIA GOYA

PALMARÉS

La gala se cerró con dos grandes ganadoras: Tarde para la ira con 4 premios (película, director novel, actor reparto –Manolo Solo y guion original) y Un monstruo viene a verme con 9 en su mayoría técnicos (director,fotografía, dire. producción y artística, maquillaje y peluquería, banda sonora, montaje, efectos especiales y sonido).

El hombre de las mil caras se llevó dos galardones importantes (guion adaptado y actor revelación –Carlos Santos-) mientras que Emma Suárez dio visibilidad a dos filmes que se quedaron sin más premios (actriz por Julieta y secundaria por La próxima piel).

Que Dios nos perdone le valió el Goya a Roberto Álamo como mejor actor mientras que Anna Castillo fue la actriz revelación por El olivo. También obtuvieron su recompensa Sílvia Pérez Cruz por su canción de Cerca de tu casa y el vestuario de 1898: los últimos de Filipinas.

Elle fue la mejor película europea; El ciudadano ilustre, la iberoamericana; Frágil equilibrio el mejor documental; Psiconautas, el filme animado y Time Code apuró sus opciones a los Oscar alzándose como el mejor cortometraje.

LA GALA

Dani Rovira volvió a estar estupendo como maestro de ceremonias al servicio de un guion con momentos, en su mayor parte, ingeniosos como el monólogo inicial que versaba sobre el número 3, como las galas que ha presentado.

ROVIRA (22.07)

La lucha contra el cáncer fue uno de los temas habituales. Hubo también reivindicaciones denunciando la precariedad laboral del sector, la discriminación femenina (Rovira salió con tacones) y la indiferencia de los políticos para apoyar la cultura en general y, en concreto, el cine.

ROVIRA (22.11) – “Vamos a dedicar a los políticos un tiempo proporcional al que ellos dedican a la cultura”.

Rovira también hizo dos gags (con pinta de improvisados) sobre los hermanos Almodóvar. A Agustín le felicitó por Psicosis (debido a su gran parecido con Hitchcock) mientras que a Pedro le preguntó cómo se veía la ceremonia en 3D, ya que llevó toda la noche unas gafas coloreadas. Y prometió estudiar más idiomas.

ROVIRA (00.33)- “Quiero aprender inglés porque no quiero ser presidente del gobierno”.

Una de las mejor ideas de esta ceremonia fue instalar a la Film Symphony Orchestra dirigida por el Matrix Constantino Martínez-Orts  que acompañó con su música toda la ceremonia, interpretó fragmentos de las cuatro bandas sonoras nominadas e hizo de reloj musical cuando los ganadores se enrollaban demasiado. Al ocupar gran parte del escenario no hubo grandes números musicales excepto una olvidable canción a dúo  entre Adrián Lastra y Manuela Vellés.

El discurso de la presidenta, Yvonne Blake y el vicepresidente, Mariano Barroso se hizo algo largo y en el mismo se destacó que las ayudas al cine no superan lo que el gobierno recauda por el maldito 21 % y se pidió un nueva actitud de los gobernantes.

BARROSO (22.51). “En total, el gobierno ganó 28 millones de euros gracias al cine, un arte que genera riqueza”.

Ana Belén fue la Goya de Honor, puso en pie al auditorio, en el que estaban Victor Manuel y Serrat, repasó y dejó la frase de la noche:

ANA BELÉN (23.32) “El cine no merece tanto desprecio por parte de los gobernantes”.

Otro de los momentos más emocionantes fue cuando Sílvia Pérez Cruz obtuvo el Goya a la mejor canción y se puso a cantar la canción de Cerca de tu casa que debería haber estado nominada y con la que debería haber ganado, No hay tanto pan.

PEREZ CRUZ (23.05)- CANCIÓN

En general fue una gala ágil con algunos altibajos, pero muy correcta.

ESTILISMO

Puede parecer extraño pero me resultaron menos chocantes los vestidos de los Goya de lo que suelen ser habituales en los Oscar o los Globos de Oro.

Eso sí, hay que destacar el modelito de Manuela Vellés en la canción que interpretó que parecía que hubieran roto una bola de discoteca y se la hubieran cosido.

La medalla de plata sería para Paz Vega, vestida de negro, con una falda que parecía haberle arrancado a un pajarraco. María León llevaba un vestido blanco con tiras y, no sé si era cuestión del maquillaje (o su ausencia), pero estaba bastante desfavorecida. También me pareció algo extraño esa especie de gran floripondio que lucía Ana Belén en la parte delantera.

En general, todas estaban bastante elegantes pese a lo arriesgado de algunos vestidos como el naranja de Emma Suárez, el verde de Barbara Lennie o el blanco con la espalda al aire de Anna Castillo.

Ellos, sin novedad, casi todos con el típico esmoquin. Me faltó un Óscar Jaenada que, como el año pasado, diera la nota. Lo más parecido fue la excentricidad del  joven Eduardo Casanova, con el pelo teñido de blanco y esmoquin rosa. Irreconocible.