IDENTIDAD BORRADA

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Drama norteamericano dirigido por el actor Joel Edgerton (El regalo) y protagonizado por Lucas Hedges (Manchester frente al mar, El regreso de Ben), Nicole Kidman, Russell Crowe y el propio Edgerton.

Un chico, hijo de un predicador, ingresa en una estricta institución religiosa con la intención de someterse voluntariamente a una terapia para corregir su homosexualidad. Sus métodos son muy agresivos y le hace dudar sobre si ha hecho bien.

Es un relato autobiográfico de un joven que pasó por una situación similar pero no únicamente se centra en el tratamiento, ya que vamos descubriendo su pasado por medio de continuos flashbacks.

La terapia utilizada es sumamente invasiva. Sería algo así como una adaptación a lo bestia de Alcohólicos Anónimos en la que tienen que reconocer sus pecados frente a los demás, pero también les enseñan a fingir posturas masculinas hasta que consigan ser más hombres, denunciar las debilidades de sus familiares y les presionan diciéndoles que Dios quiere que cambien creándoles un sentimiento de culpa.

Lo más sorprendente es que sus educadores aparentan ser buenas personas pero son más sádicos de lo que parece. Si tienes un mínimo de sensibilidad, te ponen de los nervios, la verdad.

Otro punto importante es la relación con sus progenitores. Su padre le quiere, pero su opción sexual contradice todo lo que él cree mientras que su madre se resigna pero no soporta el dolor que le produce. Pese a todo, el chico intenta buscar el cariño y la comprensión de ambos.

La película trata el tema con elegancia y delicadeza y es muy sutil.

La fotografía es del catalán Eduard Grau (Un hombre soltero, Sufragistas) y lo cierto es que ha hecho un muy buen trabajo con contrastes constantes entre los escenarios en los que se desarrolla el filme.

Atención al tamaño que está alcanzando Russell Crowe. Hoy ya no podría rodar ni de broma Gladiator 2.